
DÍA 25: VIVIR CON ASOMBRO
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CITA BÍBLICA
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”Y todos quedaron admirados al ver la grandeza de Dios”.
Lc 9 ,43
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REFLEXIÓN
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Platón dijo que: “los griegos veían en la admiración el más alto estado de la existencia humana”.
Nosotros valoramos a la admiración bastante menos. Más bien, la ridiculizamos, como si asombrarse fuera de ignorantes.
Pero realmente, el asombro es la madre de la sabiduría, pues “sorprenderse, extrañarse, asombrarse, es comenzar a aprender”.(Ortega y Gasset).
Hay personas para las que todo está mal en el mundo y encuentran defectos en todo. Por eso, el verdadero admirador tiene que empezar por ser, al menos, un poco generoso y darse cuenta de lo que le rodea.
Lo bueno del asombro es que no se acaba nunca: entre más conocemos y abrimos los ojos, más nos sorprenden las maravillas de la creación y de la capacidad humana.
Además, admirar a la gente es una de las mejores maneras de no tener envidia. Hay tantas cosas que aprender de todos aquellos a quienes admiramos, que no hay para qué perder el tiempo en envidiarles.
Es preferible tener bien abiertos los ojos del alma a la admiración y al asombro; porque así podremos vivir con el corazón muy abierto, como los niños, para no perder detalle de cualquier rincón de un ser admirable o una zona de belleza donde antes no la habríamos podido ver.
Finalmente, asombrarte te trae gozo y al gozo estamos llamados por Jesús.
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ORACIÓN
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Te pido, Dios mío, nunca perder la capacidad de asombrarme y maravillarme ante tantas bondades y regalos que me das en cada persona y en Tu creación, para así vivir en el gozo que deseas para mí.
Amén.
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RETO AGOV
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Hoy abre bien los ojos y asómbrate de cómo hacen las cosas los demás, de las virtudes de los miembros de tu familia, de cómo están compuestas las maravillas de la creación de Dios.

✴ ORACIÓN DIARIA ✴
Dame, Señor, el don de la alegría,
que canta sin reservas,
la belleza del mundo,
la grandeza del hombre,
la bondad de su Dios.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que me haga siempre joven,
aunque los años pasen;
la alegría que llena de luz el corazón.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que colma de sonrisas,
de abrazos y de besos,
el encuentro de amigos, la vida y el amor.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que me una contigo,
el Dios siempre presente,
en quien todo converge y en quien todo se inspira.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que alienta el corazón
y nos muestra un futuro
lleno de bendiciones, a pesar del dolor.
Amén.
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