
DÍA 1 : AYUNO, ORACIÓN Y LIMOSNA
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CITA BÍBLICA
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”Cuidado con practicar las buenas obras para ser vistos por la gente, porque entonces su Padre del cielo no los recompensará.”
(Te recomendamos leer el pasaje evangélico completo:)
Mt 6, 1-6
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REFLEXIÓN
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Cuaresma comienza con esa advertencia: tengan cuidado.
La cuaresma siempre es una invitación a evitar vivir una religión de mero cumplimiento externo, una religión de apariencias, para vivir una religión de cara a Dios.
Tal vez hoy Jesús nos diría a los católicos otra cosa: tengan cuidado de no vivir una religión al gusto del consumidor; de no vivir una relación enfocada a lo novedoso o a las modas espirituales.
"Cuando des limosna... cuando ustedes hagan oración... cuando ustedes ayunen..."
Jesús enumera estos tres actos religiosos que tienen que ver con una triple relación:
• Relación con Dios: Oración
• Relación con el prójimo : Limosna
• Relación con nosotros mismos: Ayuno
Así podemos decir que oración, limosna y ayuno son sin duda realidades que definen nuestro comportamiento religioso. Y tal cual, como Dios lo pide, son obras que debemos saber hacer "en lo secreto."
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ORACIÓN
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Padre mío, concédeme acompañar a Tu Hijo durante estos cuarenta días y en Su camino al Calvario. Que Él que me ama y se entregó por mí, transforme mi corazón, y pueda ofrecerme junto con Él, a Ti.
Amén.
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RETO AGOV
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Refuerza tu triple relación y preséntala en ofrenda a Dios hoy que inicia la Cuaresma.
• Con Dios:
Acude a la imposición de la ceniza y dedica una oración para encomendar tu reto de Cuaresma.
• Con tu prójimo: Regala una llamada o una hora de tu tiempo a ese familiar de quien te sientes distanciado.
• Contigo mismo: Ayuna de tu programa de televisión favorito solo por hoy

ORACIÓN DIARIA
JESUCRISTO,
TÚ que fuiste tentado en el desierto, sostenme cuando sienta la tentación de no confiar en Ti.
Tú que quisiste fortalecer Tu espíritu durante cuarenta días para prepararte para cumplir Tu misión; concédeme disponer mi corazón para acompañarte dignamente.
Tú, que te despojaste de todo por amor a mí; hazme amar la humildad. Que comprenda Señor que mi valor reside en la dignidad de ser Tu hijo; y en el infinito valor de la sangre que derramaste por mí.
Tú, que te sentiste solo y tuviste miedo; revísteme con Tu fortaleza y concédeme acompañarte y consolarte.
Tú, que me amaste hasta el extremo, no permitas que voltee la mirada ante Tu sufrimiento ni el de mis hermanos. Dame Tu corazón para amarte como mereces y amar con él a todas las personas.
AMÉN
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