DÍA 9: ANTE DIOS
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CITA BÍBLICA
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”Pidan y Dios les dará, busquen y encontrarán, llamen y Dios les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama Dios le abre”
Mt 7, 7-12
(Les sugerimos leer el pasaje evangélico completo)
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REFLEXIÓN
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Ante Dios siempre nos hemos de sentir necesitados y por eso Jesús nos invita a "pedir".
Pero también hemos de aprender a pedir:
pedir sin exigir y sin reclamar, porque Él sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos, y también sabe mejor que nosotros, lo que nos conviene.
A Dios hay que pedirle "cosas buenas", cosas dignas de Él y cosas dignas de nuestra condición de "hijos de Dios".
Cuando Jesús dice: "pidan y se les dará", no se refiere a un pedir indiscriminado, ni tampoco a pedir para obtener todo lo que nos pueda solucionar la vida.
El "pidan y se les dará" se refiere a un pedir para obtener de Dios lo que realmente sostiene nuestra vida.
El pedir "sin saber pedir" nos lleva a esperar de Dios algo que a Él no le toca darnos, por ejemplo: trabajo, un viaje, evitar que haya peligros, enfermedades o sobresaltos en la vida.
Dios nos da, más bien, la luz, la gracia y la fortaleza necesaria para afrontar los retos de la vida.
Ante Dios, "busquen y encontrarán" es un ser buscadores, no del tesoro material, sino del tesoro espiritual, del sentido de la vida, de la voluntad de Dios, de la verdad, del camino concreto y personal por el que Dios quiere que caminemos para encontrarnos finalmente cara a cara con Él.
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ORACIÓN
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Señor Jesús, gracias porque hoy entiendo que eres Dios de Amor y sabes perfectamente lo que necesito. Sé que habrá adversidades en mi vida, pero también sé que estarás a mi lado y que saldré a flote porque voy tomada de tu mano.
Amén.
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RETO AGOV
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* Con Dios:
Pídele a Dios, con humildad y amor, lo que sabes que puedes pedirle.
* Con tu prójimo:
Comparte tiempo con el miembro de tu familia con quien menos te relacionas.
* Contigo mismo:
Hoy ayuna de ofender y decir malas palabras.
ORACIÓN DIARIA
JESUCRISTO,
TÚ que fuiste tentado en el desierto, sostenme cuando sienta la tentación de no confiar en Ti.
Tú que quisiste fortalecer Tu espíritu durante cuarenta días para prepararte para cumplir Tu misión; concédeme disponer mi corazón para acompañarte dignamente.
Tú, que te despojaste de todo por amor a mí; hazme amar la humildad. Que comprenda Señor que mi valor reside en la dignidad de ser Tu hijo; y en el infinito valor de la sangre que derramaste por mí.
Tú, que te sentiste solo y tuviste miedo; revísteme con Tu fortaleza y concédeme acompañarte y consolarte.
Tú, que me amaste hasta el extremo, no permitas que voltee la mirada ante Tu sufrimiento ni el de mis hermanos. Dame Tu corazón para amarte como mereces y amar con él a todas las personas.
AMÉN
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