DÍA 7: “PADRE NUESTRO”
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CITA BÍBLICA
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”Ustedes oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra cómo en el cielo; danos hoy el pan que necesitamos; perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.”
Mt 6, 7-15
(Les sugerimos leer el pasaje evangélico completo)
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REFLEXIÓN
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La primera frase del "Padre Nuestro" nos revela una relación muy especial: “Padre nuestro que estás en el Cielo”.
Nos dice que Dios es nuestro Padre muy cercano, pero al mismo tiempo, muy lejano pues está en los Cielos. Un Dios que amamos pero que no podemos ver ni tocar.
Jesús nos dejó en el Padre Nuestro una guía a seguir. Y en esas cincuenta y tres palabras se encuentra lo esencial de la oración.
Son siete “frases-peticiones” dirigidas a Dios que expresan toda nuestra relación con Él, nuestra dependencia de Él y nuestra confianza en Él.
Solo hay una petición abierta: “danos hoy nuestro pan de cada día”.
El que ora el "Padre Nuestro" está aprendiendo a relacionarse con Dios.
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ORACIÓN
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Señor Jesús, te agradezco infinitamente me muestres el camino para llegar al Padre.
Te ofrezco recorrerlo con más constancia para estrechar y fortalecer mi relación con Dios Padre.
Amén.
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RETO AGOV
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* Con Dios:
Reza lento y pausado, y con mucha devoción el Padre Nuestro.
Mantén presente que es la oración especial que estrecha tu relación con Dios.
Con mi prójimo:
Sé las manos de Dios por hoy y lleva algo de comer a una persona necesitada.
Contigo mismo:
Ayuna de enojarte el día de hoy. Evítalo a toda costa. Y si por alguna causa sucede, regresa inmediatamente al equilibrio.
ORACIÓN DIARIA
JESUCRISTO,
TÚ que fuiste tentado en el desierto, sostenme cuando sienta la tentación de no confiar en Ti.
Tú que quisiste fortalecer Tu espíritu durante cuarenta días para prepararte para cumplir Tu misión; concédeme disponer mi corazón para acompañarte dignamente.
Tú, que te despojaste de todo por amor a mí; hazme amar la humildad. Que comprenda Señor que mi valor reside en la dignidad de ser Tu hijo; y en el infinito valor de la sangre que derramaste por mí.
Tú, que te sentiste solo y tuviste miedo; revísteme con Tu fortaleza y concédeme acompañarte y consolarte.
Tú, que me amaste hasta el extremo, no permitas que voltee la mirada ante Tu sufrimiento ni el de mis hermanos. Dame Tu corazón para amarte como mereces y amar con él a todas las personas.
AMÉN
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