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RETO DE CUARESMA (DIA 34)

Foto del escritor: Sangre de CristoSangre de Cristo

DÍA 34: LOS ACUSADORES ACUSADOS


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CITA BÍBLICA

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“Jesús se fue al monte de los Olivos. Por la mañana temprano regresó al templo y toda la gente se reunió alrededor de él.

Jesús se sentó y les enseñaba.

En esto, los maestros de la ley y los fariseos se presentaron con una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos y preguntaron a Jesús:

-Maestro, esta mujer ha sido sorprendida cometiendo adulterio. En la ley de Moisés se manda que tales mujeres deben morir apedreadas.

¿Tú qué dices?

La pregunta iba con mala intención, pues querían encontrar un motivo para acusarlo.


Jesús se agachó y se puso a escribir con el dedo en la tierra. Como ellos insistían en preguntarle, Jesús se levantó y les dijo:

-Aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra.


Después se agachó de nuevo y siguió escribiendo en la tierra.


Al oír esto se fueron uno tras otro, comenzando por los más viejos, y dejaron solo a Jesús con la mujer, que continuaba allí frente a él.


Jesús se levantó y le preguntó:

-¿Dónde están? ¿Ninguno de ellos se ha atrevido a condenarte?


Ella le contestó:

-Ninguno, Señor.

Entonces Jesús añadió:

-Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar”.

Jn 8, 1-11


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REFLEXIÓN

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Este pasaje del evangelio nos presenta diferentes protagonistas en relación al delito que se pretende enjuiciar.


El acusado.

Para los fariseos y los escribas la sentencia de la mujer adúltera estaba muy clara: "Moisés nos manda en la ley apedrear a éstas mujeres."

No les interesaba mucho la respuesta de Jesús, pues en el fondo lo que querían era tener de qué acusarle. Es decir, Jesús era el verdadero acusado. La mujer era la excusa.


Sin embargo, Jesús se convirtió en el acusador.

Además, Jesús no hablaba de “delito” sino de “pecado”, situación donde solo hay un acusador: la propia conciencia. A ésta es a la que apelaba Jesús, ante todos.


Los acusadores.

En el ámbito del pecado, todos estamos implicados: “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra."

Jesús nos pone a todos en nuestro lugar, y no es precisamente el de “acusadores” sino el de “acusados”.


Los seres humanos nos encontramos fácilmente con el pecado; nos enojamos, alimentamos envidias y rencores, mentimos, engañamos, vemos y hacemos cosas que sabemos que no dan amor, y sin embargo, las seguimos haciendo.


Jesús no dio respuesta a lo que había que hacer con la acusada. Más bien, lanza una propuesta con la que los acusadores "comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos."

Jesús deja claro un criterio básico de vida cristiana que encontramos en el Sermón de la Montaña: “no juzgues y no serás juzgado; no condenes y no serás condenado."


La acusada.

A la mujer adúltera, Jesús le hace dos preguntas: “Mujer ¿Dónde están los que te acusaban?” “¿Nadie te ha condenado?”

En el ámbito del pecado nadie tiene autoridad para condenar. Esa mujer había cometido un pecado grave, y solo Jesús podía absolverla y tampoco la condena: “Tampoco yo (que sí estoy libre de pecado) te condeno." Solo le dice: “Vete y no peques más."


La absolución de los pecados implica un compromiso personal: la lucha sincera para no volver a pecar. Nuestro verdadero enemigo no es el pecado, sino el apego al pecado; el volver a pecar, que puede llevarnos al fracaso de nuestra existencia.


Este pasaje nos regala un criterio esencial para nuestra vida cristiana: se condena al pecado, pero no al pecador.


Aprendamos de Jesús a ser intransigentes con el pecado, (iniciando por el nuestro), pero indulgentes y amorosos con las personas.


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ORACIÓN

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Jesús mío, te pido me des la capacidad de ser tolerante y comprensivo conmigo y con mi prójimo que ha pecado, pero que no acepte en ningún momento los pecados que Te ofenden y desmerecen Tu sacrificio por nosotros en la Cruz.


Amén.


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RETO AGOV

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* Con Dios:

En el transcurso del día reza el "Señor Mío Jesucristo" deteniéndote a sentirlo y reflexionarlo profundamente.


* Con mi prójimo:

Haz memoria para recordar alguna ofensa que te haya ocasionado algún ser querido, y perdónalo de corazón.


* Conmigo mismo:

Hoy lunes (inicio de semana), proponte firmemente observar los 10 mandamientos durante toda la semana y hacerlos vida.



ORACIÓN DIARIA


JESUCRISTO,


TÚ que fuiste tentado en el desierto, sostenme cuando sienta la tentación de no confiar en Ti.


Tú que quisiste fortalecer Tu espíritu durante cuarenta días para prepararte para cumplir Tu misión; concédeme disponer mi corazón para acompañarte dignamente.


Tú, que te despojaste de todo por amor a mí; hazme amar la humildad. Que comprenda Señor que mi valor reside en la dignidad de ser Tu hijo; y en el infinito valor de la sangre que derramaste por mí.


Tú, que te sentiste solo y tuviste miedo; revísteme con Tu fortaleza y concédeme acompañarte y consolarte.


Tú, que me amaste hasta el extremo, no permitas que voltee la mirada ante Tu sufrimiento ni el de mis hermanos. Dame Tu corazón para amarte como mereces y amar con él a todas las personas.


AMÉN

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