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RETO DE CUARESMA (DIA 3)

Foto del escritor: Sangre de CristoSangre de Cristo

DÍA 3: LA ALEGRÍA DE AYUNAR


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CITA BÍBLICA

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“Se le acercaron entonces los discípulos de Juan y le preguntaron:

¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos y tus discípulos no ayunan?

Jesús les contestó:

¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán."

Mt 9, 14-15


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REFLEXIÓN

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El ayuno es una de las prácticas más comunes y más extendidas en todas las religiones del mundo.


El cuestionamiento que dirigieron a Jesús los discípulos de Juan Bautista, en relación al ayuno, nos lleva a intuir que la imagen que reflejaba Jesús con sus discípulos, era más una imagen festiva que una imagen penitencial.


En nuestra fe predomina la alegría, la celebración y la fiesta.


Cuando Jesús habló del ayuno en el sermón de la montaña, lo hizo en términos festivos: “no pongan cara triste”, “perfúmate la cabeza y lávate la cara."


Jesús no vino a inaugurar un tipo o estilo de ayuno particular. Fiel al actuar de Dios, Jesús dejó libertad para practicarlo.


La Iglesia nos marca tan solo dos días de ayuno al año:

el miércoles de ceniza, día con el cual comienza la Cuaresma, y

el Viernes Santo, día en que la Iglesia hace memoria de la Pasión y la muerte de Jesús.


Participemos con alegría del ayuno, no solo de alimentos, sino también de gustos y actividades.


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ORACIÓN

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Señor Jesús, dame la capacidad de combinar la alegría y el ayuno, para pulir mi crecimiento. Gracias porque me enseñas que juntos me dan fuerza y poder sobre el enemigo.


Amén.


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RETO AGOV

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* Con Dios:

Ofrece el rezo de un misterio del Santo Rosario.


* Con el prójimo:

Perdona de corazón las ofensas y agravios que guardas en tu corazón.


Contigo mismo:

Hoy ayuna con alegría de comprar y adquirir cosas materiales para ti



ORACIÓN DIARIA


JESUCRISTO,


TÚ que fuiste tentado en el desierto, sostenme cuando sienta la tentación de no confiar en Ti.


Tú que quisiste fortalecer Tu espíritu durante cuarenta días para prepararte para cumplir Tu misión; concédeme disponer mi corazón para acompañarte dignamente.


Tú, que te despojaste de todo por amor a mí; hazme amar la humildad. Que comprenda Señor que mi valor reside en la dignidad de ser Tu hijo; y en el infinito valor de la sangre que derramaste por mí.


Tú, que te sentiste solo y tuviste miedo; revísteme con Tu fortaleza y concédeme acompañarte y consolarte.


Tú, que me amaste hasta el extremo, no permitas que voltee la mirada ante Tu sufrimiento ni el de mis hermanos. Dame Tu corazón para amarte como mereces y amar con él a todas las personas.


AMÉN

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