
Día 4:
PENTECOSTÉS Y LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
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CITA BÍBLICA
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Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Hch. 2, 1-4
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REFLEXIÓN
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Hay un antes del Espíritu Santo y un después del Espíritu Santo en los apóstoles.
ANTES DEL ESPÍRITU SANTO:
Los apóstoles convivieron con Jesús, lo vieron hacer milagros, sencillos y extraordinarios.
Convivieron con Él, escucharon Sus prédicas y Sus explicaciones en privado.
Y terminaron negándole, abandonándole. Y al morir Jesús, estaban escondidos. Orando sí, pero escondidos. Y María les acompañaba en su crecimiento.
DESPUÉS DE RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO
Estando orando María es que recibieron de lo Alto a Dios Espíritu Santo. "Si Jesús se encarnó en María, era de esperarse que los apóstoles recibieran al Espíritu Santo por medio de María".
Y ahora, nada de temores. Era tanto el fuego del Amor Trinitario, Dios Espíritu Santo, que salían a las calles a predicar. A devolver la vista a los ciegos, a hacer caminar a los tullidos, a sanar los corazones y las almas.
Ya no les importaba ser encarcelados, el qué dirán, ni ser azotados o asesinados en el Nombre de Jesús.
Entendían y comprendían que todo tiene mérito celestial, que cada acto por más pequeño que se haga, en Su Amor, tiene repercusión en la eternidad.
Si el Espíritu es el principio de nuestra vida, que lo sea también de nuestra conducta.
El Espíritu Santo nos inspira pensamientos y sentimientos acordes a los de Jesucristo. Los coloca en nuestro pensar y sentir como semillas pequeñas, pero éstas crecen con nuestros actos y sacrificios.
El Espíritu Santo ora en nosotros y por nosotros, y en nosotros está el unirnos a Su oración.
Además, el Espíritu Santo nos forma en las virtudes de Jesucristo, pero cabe mencionar que nuestros pecados cometidos nos alejan y repelen el aceptar o concebir propias estas virtudes.
¿Alguna vez has pedido que como en Pentecostés, descienda Dios Espíritu Santo en tu vida?
De Dios Espíritu Santo es de quien se nos comunica con toda Su fortaleza, la fuerza de la Resurrección. Se expande nuestro corazón para cumplir con el mandamiento del Amor.
Permite que Su Presencia amorosa invada tu día a día en cada acción cotidiana de tu rutina.
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ORACIÓN
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Con el corazón di estas palabras:
Espíritu Santo, ven a morar en mi corazón. Que mi cuerpo sea Tu Templo.
Ven Espíritu Santo, inunda todo mi ser con Tu Presencia. Comunícame la fortaleza, y la fuerza para proclamar que: ¡Jesús ha resucitado!
Dame Tus dones, Tus carismas y Tus gracias celestiales, para ser una hija de Dios Padre, según el Sagrado Corazón de Jesús.
Ven Espíritu Santo, haz efectivas estas palabras, para que mi día a día, tenga la luz con la que Tú iluminas. La luz de Jesús, la luz de la Victoria en la Resurrección.
Amén
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RETO AGOV
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Durante la noche, pide con todo tu corazón y con actitud receptiva, la presencia de Dios Espíritu Santo en tu vida, con frases como las siguientes:
Ven Espíritu Santo, lléname de ti.
Ven Espíritu Santo, inundame con Tu Presencia.

ORACIÓN DIARIA
Jesús Resucitado, qué bueno es sentir Tu presencia poderosa y acogedora que despierta y llena de vida todos los ambientes que me rodean, alejando todo sentimiento de angustia y abandono.
Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, porque solo de Ti me viene ese amor que me sostiene, esa fuerza que me restaura y todo ese tesón para seguir luchando con valentía.
Gracias por Tu eterno sacrificio de amor en la Cruz, por Tu gloriosa resurrección que me invita a renovar mi corazón en Tus promesas, y gracias por todos los momentos de oración que hemos disfrutado juntos.
Ayúdame a reconocerte en todo momento, sentir que estás vivo y presente, sentir Tu cercanía y la calidez de Tu voz que consuela y trae la paz al alma. Solo Tu voz quiero seguir, solo Tu voz quiero sentir.
Ayúdame a reconocer Tu voz en las tristezas y alegrías, en los momentos de aflicción. Quiero recurrir a ella y rendirme a Tu voluntad porque Tú has derrotado la muerte y me has dado el regalo de la salvación.
Te pido que sigas obrando en mí, sigue bendiciéndome y abriendo caminos de sanación, de salud, de fortaleza, de esperanzas. Capacítame con Tu sabiduría para saber romper todo muro de dolor que no me deja avanzar.
Concédeme la gracia de poder liberarme de miedos y opresiones, de sentirme capacitado y valiente para salir y anunciar todo lo bueno de Tus promesas.
Quiero nacer de nuevo en el Espíritu, rehacer mi vida para alabarte y adorarte, porque solo en Tus manos estoy segura.
AMÉN
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