Día : 3
*LA RESURRECCIÓN VIVIDA DESDE LA PERSPECTIVA DE MARÍA MAGDALENA*
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CITA BÍBLICA
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Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».
Jn. 20, 16-17
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REFLEXIÓN
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Después de María Santísima, la mujer que más amaba a Jesús, era María Magdalena.
María Magdalena, ya había empezado a vivir su Resurrección, desde la ocasión en que Jesús la defiende y evita que sea apedreada. Jesús le dijo: “¿Nadie te condena? Tampoco Yo te condeno, vete y no vuelvas a pecar”.
Ella había llevado una vida de pecado nada sencilla, sin embargo al percibir el gran Amor y Misericordia de Dios se siente conmovida, inundada y decide dejar de pecar.
Nunca titubeó justificándose en cuán difícil podría ser, o cualquier otra excusa mundana para evitar la acción reparadora.
Desde ese momento, no solo dejó de pecar, sino que se dedicó en cuerpo y alma a amar y servir a Jesús.
Y aquí es donde reside la clave, el secreto para comenzar a vivir y ser parte de la vida nueva.
Se puede empezar a vivir la Resurrección en nuestra vida, desde el momento en que nos decidimos de manera consciente y firme a ser de Jesús en mente, corazón y acción.
María Magdalena logró hacerlo en grado tal que el Señor reinaba en su corazón y Jesús se gozaba de tener una hija así.
A ella el Hijo de Dios le confió, antes que a nadie la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual: “Mi Padre es tu Padre y mi Dios es tu Dios, ve y díselo a tus hermanos”.
Ese mensaje que le dio a María Magdalena en aquella ocasión, te lo da hoy a ti y a cada uno de nosotros.
Él está siempre con nosotros.
A nosotros nos toca hacernos sensibles a Sus señales, sensibles a Su presencia, sensibles a Su Amor.
DIOS ES TU PADRE, Y TE AMA CON UN AMOR PATERNAL, TE CUBRE, TE PROTEGE, TE GUÍA, TE DEFIENDE.
¿Permanecerás inerte o decidirás ser de Jesús?
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ORACIÓN
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Jesús mío, Maestro, tómame de la mano y guíame. Háblame al corazón como le hablaste a Tu hija María Magdalena.
Inúndame con Tu Amor, y ayúdame a que de manera efectiva y firme renuncie al pecado a partir de hoy y me decida por Ti y Tu vida gloriosa para regir mis acciones y decisiones.
AMÉN
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RETO AGOV
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•En esta Pascua, sé tú, como María Magdalena la mensajera que anuncia la alegría Pascual a los suyos, lleva esa alegría y fuerza reparadora a cada miembro de tu familia, contágialos al llevar Su mensaje.
Repite a partir de hoy constantemente:
Jesús está vivo, me ama y sigue actuando en mi vida.
Y que esto sea el sostén de tu alegría, tu fuerza y tu confianza pascual.
ORACIÓN DIARIA
Jesús Resucitado, qué bueno es sentir Tu presencia poderosa y acogedora que despierta y llena de vida todos los ambientes que me rodean, alejando todo sentimiento de angustia y abandono.
Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, porque solo de Ti me viene ese amor que me sostiene, esa fuerza que me restaura y todo ese tesón para seguir luchando con valentía.
Gracias por Tu eterno sacrificio de amor en la Cruz, por Tu gloriosa resurrección que me invita a renovar mi corazón en Tus promesas, y gracias por todos los momentos de oración que hemos disfrutado juntos.
Ayúdame a reconocerte en todo momento, sentir que estás vivo y presente, sentir Tu cercanía y la calidez de Tu voz que consuela y trae la paz al alma. Solo Tu voz quiero seguir, solo Tu voz quiero sentir.
Ayúdame a reconocer Tu voz en las tristezas y alegrías, en los momentos de aflicción. Quiero recurrir a ella y rendirme a Tu voluntad porque Tú has derrotado la muerte y me has dado el regalo de la salvación.
Te pido que sigas obrando en mí, sigue bendiciéndome y abriendo caminos de sanación, de salud, de fortaleza, de esperanzas. Capacítame con Tu sabiduría para saber romper todo muro de dolor que no me deja avanzar.
Concédeme la gracia de poder liberarme de miedos y opresiones, de sentirme capacitado y valiente para salir y anunciar todo lo bueno de Tus promesas.
Quiero nacer de nuevo en el Espíritu, rehacer mi vida para alabarte y adorarte, porque solo en Tus manos estoy segura.
AMÉN
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