
LUNES 30 DE SEPTIEMBRE
SEMANA VEINTIOCHO
<< El más pequeño de ustedes, ése es el más grande. >> Lc 9, 46-50
María, Madre de la humildad, Maestra de todas las virtudes, siendo la criatura más perfecta, el orgullo nunca manchó tu alma. Enseña a la mía a vivir con sencillez y simpleza, dócil y al servicio del prójimo, con la pequeñez que agrada al Señor.
En la semana veintiocho, mi niño adoptado espiritualmente pesa 1100 gramos y mide 40 centímetros. Una capa de adiposidad comienza a crecer bajo su piel y empieza a redondear sus formas. María, te pido que lo protejas, para que nazca, y con su vida acerque a sus padres al encuentro con Dios.
Amén.
Jesús, María y José, les pido por la vida del niño que he adoptado espiritualmente y que está en peligro de ser abortado (nombre espiritual del bebe).
Que pueda nacer tal y como yo he nacido, para vivir una vida como hijo de Dios, para amarle y servirle.
También les pido por su mamá y su papá. Intercedan ante Dios, para que les dé la fuerza que viene de Su gracia, y así transitar estos nueve meses, sintiendo Su presencia y amor.
Amén.
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