LUNES 09 DE SEPTIEMBRE
SEMANA VEINTICINCO
<< “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó curada. >> Lc 6, 6-11
Jesús, Salvador nuestro, sana y anima con paternal dulzura a nuestros corazones paralizados por el bullicio del mundo y tullido por vanidades y egoísmos;
para celebrar el descanso que glorifica al Padre en el silencio interior del recogimiento y de la contemplación;
para celebrar y glorificar al Padre en el gozo del amor fraterno que sale al servicio del prójimo.
Sana los corazones de las personas que confrontan con las verdades que clama la Iglesia, y oponiéndose a ella apoyan el aborto. Escucha nuestras oraciones por ellos, para permitir la acción del Espíritu en sus vidas.
En la semana veinticinco, nuestro niño adoptado espiritualmente pesa 700 gramos y mide 22 cm, abre los párpados, sonríe y sueña... María, Madre amorosa, protege a nuestro pueblo de las voces que imponen el aborto, para que sus hijos puedan nacer.
Amén
Jesús, María y José, les pido por la vida del niño que he adoptado espiritualmente y que está en peligro de ser abortado (nombre espiritual del bebe).
Que pueda nacer tal y como yo he nacido, para vivir una vida como hijo de Dios, para amarle y servirle.
También les pido por su mamá y su papá. Intercedan ante Dios, para que les dé la fuerza que viene de Su gracia, y así transitar estos nueve meses, sintiendo Su presencia y amor.
Amén.
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