
JUEVES 21 DE NOVIEMBRE
SEMANA TREINTA Y CINCO
<< Cuando estuvo cerca y vio la ciudad de Jerusalén, Jesús se puso a llorar por ella ...>> Lc 19, 41-44
Jesucristo, aquellas lágrimas derramadas por tanta indiferencia y apatía, son las mismas que hoy te causo, cuando elijo no mirarte en el prójimo afligido; cuando elijo no escucharte en el silencio, no invocarte en la necesidad; cuando omito ofrecerte agradecido, lo logrado y lo perdido; cuando hago como si no existieras, para solo en mí confiar.
¡Oh Jesús!, aquellas lágrimas derramadas por tanta debilidad, son el anuncio de que tu compasión y misericordia nunca me abandonarán.
Señor, te pido por las familias de los niños en peligro de ser abortados. Por tu gracia, que se abran sus corazones confundidos y escuchen el llamado a la entrega y a la donación de sus vidas por la nueva vida.
Amén
Jesús, María y José, les pido por la vida del niño que he adoptado espiritualmente y que está en peligro de ser abortado (nombre espiritual del bebe).
Que pueda nacer tal y como yo he nacido, para vivir una vida como hijo de Dios, para amarle y servirle.
También les pido por su mamá y su papá. Intercedan ante Dios, para que les dé la fuerza que viene de Su gracia, y así transitar estos nueve meses, sintiendo Su presencia y amor.
Amén.
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