DÍA 18 – TE PRESENTO MI MISERIA
9 diciembre
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN CAMINO A BELÉN
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
Jesús nos acoge porque nos conoce. Sabe qué hay en nuestro corazón, conoce nuestros límites, pecados e imperfecciones. No espera nada de nosotros, ¡nos espera a nosotros! Somos vistos por Jesús con amor y misericordia. (Sal de tu Cielo. Cap. 2.3)
REFLEXIÓN
Después de escuchar a Jesús llamarme por mi nombre y considerar todo aquello que soy y que no soy, reconozco que soy muy pequeño, frágil, limitado. Y al mismo tiempo me maravillo de su Corazón que me acoge como soy. La misericordia es la palabra que mejor describe el Amor de Dios. Mi miseria en su Corazón. En mi miseria me ama y en ella me redime. Lo único que me pide es que la exponga, que la ponga entre sus manos y lo deje hacer, me deje hacer por Él.
Experimentar un amor así, perfecto, debe mover mi corazón a hacer lo mismo. Si soy consciente de mi miseria y se la entrego a Jesús, Él podrá convertir mi corazón de piedra en un corazón de carne que busque ser misericordioso con los demás, no solo con palabras o con perdón, sino con obras concretas que atiendan las carencias de mis hermanos.
Habiendo experimentado antes la misericordia en primera persona, ¿me cuesta menos trabajo perdonar a otros? ¿He aprendido a ver el rostro de Jesús en el que sufre o pasa necesidad cerca de mí?
Jesús me llama por mi nombre, mi nombre es miseria, pero cuando sus labios lo pronuncian con infinita misericordia y yo lo escucho, puede convertirse en amor.
ORACIÓN
RECOSTADO EN TU COSTADO
Al final de la vida se nos examinará del amor Al final de tu vida nos regalaste la lección de tu amor
En tu corazón no cabía más ternura Y en la noche santa de tu cena más íntima sabiendo que la traición la hacía más oscura brilló la luz ardiente de tu alma limpia
Con palabras suaves y gestos sorprendentes desvelaste el amor del Padre por los hombres Sólo el Hijo puede dar lo que recibió de Aquél que ama y es amado
Sólo Juan alcanzó a vislumbrar ese tierno corazón descansando su cabeza en tu pecho frágil Recostado en tu costado, escuchó los latidos del Maestro del Amor más grande, que todo el universo
Nadie conoce al Padre sino el Hijo Y este Hijo vivió en el costado del Padre desde la eternidad hasta que un día habitó entre nosotros, huérfanos con hambre
Recostado en tu costado, Jesús mío quiero descubrir el sentido de mi vida Aprender lo que es vivir sin límites Estar dispuesto a morir por el Amado
Recostado en tu costado, Jesús mío pasará el tiempo y la cruz será ligera Escucharé el ritmo de tu amor Caminaré a tu lado sin temor
Recostado en tu costado, Jesús mío Sanaré mis miserias a tu lado Seré testigo fiel de tu misericordia Alcanzaré el cielo tomado de tu mano
Recostado en tu costado, quedaré prendado Seré esclavo del Esclavo encarnado de mi Rey que nace pobre en Belén
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
PROPÓSITO
Escribiré en mi carta a Jesús dos acciones concretas para ejercer la misericordia, ya sean obras corporales o espirituales, con alguien cercano a mí y con alguien a quien no conozca.