DÍA 11: CAMINA EN SOLEDAD
2 diciembre
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN CAMINO A BELÉN
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
María asume su soledad en actitud orante y por eso, lo que en principio se ve como la “ausencia” del Hijo que muere, se trasforma en una “presencia”, incluso más real que la física, a pesar de ser espiritual. (Sal de tu Cielo. Cap. 2.15)
REFLEXIÓN
La soledad es una sensación muy familiar y duele. He experimentado no sólo la soledad física, sino la del corazón. He sentido que no soy conocido o comprendido; que nadie me acompaña en mis momentos de temor o dificultad, en mis proyectos e incluso en la vivencia de mi fe. Es un poco irónico pues en la actualidad solemos estar rodeados y en contacto con muchas personas, en medio de un ruido constante.
Hoy quisiera detenerme a pensar: ¿cuántas veces se habrá sentido sola María? Humanamente sola, al recibir el anuncio del ángel y saber que no sería fácil que le creyeran, o al no poder contarle a nadie la profecía de Simeón sobre la espada que atravesaría su alma. Sola al quedarse sin el apoyo incondicional y protección de San José y más sola que nunca al pie de la cruz o el día previo a la Resurrección.
¿Cómo soportó tanta soledad? Solo encuentro una respuesta: jamás estuvo sola. La soledad aparente en realidad era presencia de Dios y de su Hijo en su corazón. Desde el momento de la Encarnación, Jesús se quedó para siempre en ella, la llena de gracia, la dichosa por haber creído.
Jesús me prometió estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo y desde el bautismo soy habitado por el Espíritu Santo. Además me regaló a su madre antes de morir. No, nunca estoy solo, pero quizá no he aprendido a encontrar esa presencia. Presencia que no se limita a los Sacramentos sino que se da en cada oración, en cada acontecimiento de mi vida.
Pediré a María que me permita ver con los ojos del corazón para poder ver a Jesús a mi lado, donde siempre se encuentra.
ORACIÓN
NO TE CANSES MADRE
Una Madre como tú no se cansa: De esperar al que se aleja de abrazar al que llora de acariciar al que está herido de consolar al que es débil de sonreír al triste de fortalecer al que es tentado
No te canses Madre mía, no te canses Que en mí hay un niño que te necesita
No te canses, Madre santa Que en mí hay un peregrino que sigue tus pasos
No te canses, Madre Pura Que en mí hay un corazón inquieto por amar
No te canses, Madre fiel Que en mí hay un discípulo que quiere aprender
Una petición, una sola: no te canses
María, vela mis pasos con paciencia entre tantas espinas que encuentro en mi camino Si te miro, brotan con tus lágrimas de Madre rosas bellas que adornan tu corazón
Gracias Madre, por enseñarme que el dolor con amor es perfume que se eleva a Dios
Del libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra L.C.
PROPÓSITO
El día de hoy haré un esfuerzo consciente por evocar la presencia de Jesús a mi lado durante todo el día: en mi trabajo, mi descanso, mis ratos de oración y especialmente en los momentos que más me cuesten. Al final del día, escribiré en mi carta: Gracias Jesús, por ser mi compañero de camino; Gracias María por no haberte cansado de acompañarme y enseñarme a recibir a Jesús.