DÍA 9: DESCÁLZATE
30 noviembre
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
*ORACIÓN CAMINO A BELÉN"
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: “¡Moisés, Moisés!” Él respondió: “Aquí estoy”. Le dijo: “No te acerques aquí; quítate las sandalias que llevas puestas, porque el lugar que pisas es suelo sagrado”. (Ex 3, 4-5)
REFLEXIÓN
Belén, esa cueva perdida en un monte que servía para alojar a los animales, es ahora suelo sagrado. Ese lugar inhóspito, frío, oscuro, carente de las comodidades más básicas, ha sido transformado por Cristo, Luz del mundo.
No fue casualidad que Jesús naciera en las afueras de Belén, lejos del bullicio que el censo había provocado en la ciudad. Si quiero encontrarme con Jesús necesito apartarme, recogerme y hacer no solo un silencioexterior, sino también interior. Necesito descalzarme del ruido que originan en mí tantas tareas, obligaciones, pendientes y preocupaciones para poder escuchar el susurro de Dios en mi corazón. Pero no es lo único de lo que necesito descalzarme. ¿Quiénes fueron dignos de ir a adorar a Jesús en el pesebre? No fueron los fariseos, ni los doctores de la ley que seguramente usaban grandes zapatos de orgullo y de soberbia. Fueron los “indignos” pastores quienes en su sencillez, creyeron en el anuncio del ángel: “Les ha nacido un Salvador” y acudieron a adorarle.
Yo quiero ser como ellos, sencillo y humilde; necesito descalzarme de todo egoísmo y pasión que me impida llegar a suelo sagrado. Hacer silencio descalzándome, sentir el lenguaje favorito de Dios, el silencio de la noche, de lo lujoso, de lo aparente. Silencio que enamora, que abraza, que enternece.
Nuestro encuentro con Cristo consiste en “ser mirados y dejarnos amar por Él, dejarnos«hacer» de nuevo, ser creados por su amor, modelados acariciados, renovados en esa imagen que Él tiene de nosotros en su Corazón”. (Sal de tu Cielo. Cap. 2.1)
ORACIÓN
SILENCIO
Mi alma a Jesús
El silencio parece ser tu lenguaje hacia el hombre El silencio fue testigo del acto de la creación El silencio de la noche te acogió entre los hombres El silencio te envolvió hasta el bautismo
El silencio comunica profundas emociones El silencio provoca reacciones El silencio me muestra mil razones El silencio me recuerda mil canciones
El silencio es medicina y alimento para mi camino El silencio es música y compañía para mí, peregrino El silencio es plenitud cuando se tiene corazón de niño El silencio es amor que me lleva a mi destino
Jesús a mi alma
Sí, el silencio es mi lenguaje porque soy Palabra La Palabra que habló el Padre y así, en silencio Ha de ser escuchada por tu alma
Silencia tu razón y entendimiento tus pasiones, tu corazón y sentimientos tus emociones, sueños y temores Deja que te hable a los cuatro vientos
Confía ¡oh alma mía! pues soy presencia y no ausencia Doy la vida a través de mi corazón traspasado Mi silencio es amor que te da toda su esencia Soy Amor y como enamorado, mi silencio te he dejado
Abrázalo, vívelo, escúchalo, pues será para ti alimento Palabra viva que te librará de cualquier tormento Paz para tu alma atribulada en este momento Vida eterna que te salva y te da mi testamento
Del libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra L.C.
PROPÓSITO
Buscaré un tiempo para hacer oración, me pondré en presencia de esa cueva, que es como una nueva zarza ardiente, y escucharé a Dios diciéndome: descálzate pues estás pisando tierra sagrada.
En la carta que estoy preparando al niño Dios, escribiré el fruto de este rato de oración: ¿de qué me tengo que descalzar, desprender para llegar mejor preparado? ¿Qué tengo que silenciar en mi interior y exterior para encontrarte en la cueva Belén?